En estos días,
todo el viento del mundo sopla en tu dirección.
La osa mayor corrige la punta de su cola
y te corona
con la estrella que guía,
la mía.
Los mares se han torcido
con no poco dolor hacia tus costas.
La lluvia dibuja en tu cabeza
la sed de millones de árboles.
Las flores te maldicen muriendo,
celosas.
En estos días
no sale el sol,
sino tu rostro.
Y en el silencio,
sordo del tiempo,
gritan tus ojos.

¡Ay! de estos días terribles,

¡ay! de lo indescriptible.


(Cuántos disparos
esperan divertidos al borde de las brumas.
Reino de criaturas de corbata y vestido
cúanto rubor letrado
pide a la araña teja
un abogado.)

En estos días
no sale el sol,
sino tu rostro.
Y en el silencio,
sordo del tiempo,
gritan tus ojos.

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